Solo intentaba hacer el esfuerzo de salir del curso normal del tiempo en cuanto algo me llamaba la atención. Durante este alto, me permitía ser y hacer, y « equivocarme ». Un solo trazo, una sola hoja y ningún juicio. No pensaba ni en cuadro, ni en composición, ni en resultado, aun menos en realismo. No me permitía el desanimo al ver un elipse torcido, un objeto salido...
Que surja mi fragilidad con toda su fuerza, el temblor vivo de mi mano, sin arrepentimiento por lo ocurrido e imborrable. El dibujo exigía su derecho a existir, sin dudas, sin vergüenza, sin excusas, sin miedo, sin mas.
Poco a poco, se hizo evidente una presencia común a la mayoría de esos apuntes, como un fantasma en el fundo de una vieja foto, era la Presencia de ...la Ausencia. Huellas de encuentros efímeros y hermosos. Risas que se reverberan en los recuerdos. Rasgos de amigos que se desvanecen en el tiempo pasado. Momentos de dicha, instantes de luz, que no se repetirán nunca y que dependen, para llegar a ser, de nuestra disposición a vivirlos con presencia.
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